lunes, 10 de enero de 2011

Llega y sale el sol a veces.


Aquí os presto una poesía que me ha prestado mi amigo 
Pascual Poré,

 Llega y sale el Sol.
 Llega el día.
 Con un ímpetu matinal
 despiertan las criaturas diurnas.
 Un nuevo día para vivir
 alegrías y tristezas
 (más vale que no)
 trascenderán, se vivirán.
 Hoy será un día que no fue antes.
 Coincidencias existenciales, 
 pueden hacerlo parecer 
 a algún día vivido, 
 pero no, aún siendo así, 
 no tenemos  la edad 
de aquel día perecido.
Una misma circunstancia en el nuevo día,
 se afrontará de modo distinto, 
 pues tendremos más madurez,
 aunque tan solo, la diferencia esté en horas. 
 ¿Por qué?,
 ¿no es acaso el transcurrir de veinticuatro, horas un día?
  La misma cuestión se afronta de diferente forma por la mañana que por la tarde. 
 Así pues, cabe esperar, que por la tarde
 se afrontará con mayor sensatez.
 Veo y observo que con los años, 
 las costumbres continúan, 
 en la escollera al salir el sol, 
 ya hay gente pescando (como antaño), 
 también la gente pasea por la playa en verano.
 El paisaje cambia, 
 los quehaceres de las gentes no.
 Para eso vivimos y también se muere,
 pero hay que sentir cada minuto, 
 cada momento, 
 antes de que sea demasiado tarde.
 Seamos pues el momento concreto, 
 el instante, la realidad de ser y estar.
 Unos se marcan parámetros para poder saber estar, 
 otros somos sin condiciones.
 Acertar o no está en lo que sucederá. 
 Errar es para según quién valora. 
 Valorar es ya en sí un error,
  pues quien pueda valorar a otro,
 es o debe ser perfección total,
 y eso no existe.
 Con nuestras imperfecciones
 somos,  
 con nuestros sentimientos, 
 pensamientos, acciones y hechos,
 vivimos.
 Los malos o buenos, 
 son según el rasero con que se mide, 
 pero lo peor es el que tiene el rasero
 y lo establece como condición del ser.
 Cae en Sol,
 llega la noche. 
 En ella viven los que la viven,
 trabajan los que subsisten, 
 disfrutan los que pueden dormir de día, 
 acontece el sueño que al acabar, 
 llega el sol para caer de tarde. 
Y para tarde, 
siempre es pronto para aprender algo nuevo. 
Cada día vivido,
 mucho más aprendido. 
Si es ignorado, arrepentido
 (“ojala no me hubiese levantado…etc”),
 muy poco nos habrá aportado. 
Y si está nublado, 
estamos seguros que por arriba de las nubes,
está el sol.
Qué bonito decir eres un sol.
Qué bonito que te lo digan.
Un sol es música.
Un sol es luz.
Un sol eres tú, que vives tu vida.
Soles los que te rodean que están en tu vida.
Do, Re, Mí, Fa, , La, Sí…, Do.
Y llega y sale el Sol, amanece un nuevo día.
Pascual Poré

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