domingo, 31 de octubre de 2010

La visita de tu vida. Historia para reflexionar.


Es la historia de una persona que visitaba un país y se le ocurrió llegar a un castillo que tenia por nombre “La visita de tu vida”. Se presentó ante él un hombre con falda a cuadros que lo esperaba y le dio la bienvenida.

-Las visitas son individuales y no tenemos guías por ofrecer. Sin hacerle mención del horario, le explicó un poco de la historia del castillo y le refirió algunas cosas sobre las que debía prestar más atención. Las pinturas en los muros. Las armaduras del altillo, las catacumbas y la sala de torturas en la mazmorra.
Dicho esto se le dio una cuchara y le pidió que sostuviera horizontalmente con la parte cóncava hacia el techo.

-¿Y esto? preguntó el visitante -Nosotros no cobramos un derecho de visita. Para evaluar el costo de su paseo recurrimos a este mecanismo. Cada visitante lleva una cuchara como ésta, llena hasta el borde de arena fina. Aquí caben exactamente cien gramos. Después de recorrer el castillo pesamos la arena que ha quedado en la cuchara y le cobramos una libra por cada gramo que haya perdido…una manera de evaluar el costo de la limpieza-explicó. -¿Y sino pierdo ningún gramo?

-Ah, mi querido señor, entonces la visita al castillo será gratuita. Entre divertido y sorprendido por la propuesta, el hombre vio como el anfitrión colmaba de arena la cuchara y luego comenzó su viaje. Confiado en su pulso, subió las escaleras muy despacio y con la vista fija en la cuchara. Al llegar arriba a la sala de armaduras prefirió no entrar porque le pareció que el viento haría volar la arena y decidió bajar cuidadosamente. Al pasar junto al salón que exhibía las maquinas de guerra, debajo de la escalera, se dio cuenta de que para verlas con detenimiento era necesario inclinarse forzadamente sosteniéndose en la barandilla. No era peligroso para su integridad, pero hacerlo implicaba la certeza de derramar el contenido de su cuchara, así que se conformó con verlas de lejos. Otro tanto le pasó con las más que empinada escalera que conducía a las mazmorras. Por el pasillo de regreso al punto de partida, caminó hacia el hombre de la falda escocesa que lo guardaba con una balanza. Allí vació el contenido de su cuchara y esperó el dictamen del hombre.

-Asombroso a perdido menos de medio gramo-anunció-, lo felicito, tal como usted predijo, esta visita le ha salido gratis. -Gracias

-¿Ha disfrutado de la visita?-preguntó finalmente el de la recepción.

-El turista dudo y por último decidió ser sincero.

-La verdad de que no mucho. Estaba tan ocupado de cuidar de la arena que no tuve la oportunidad de mirar lo que usted señaló.

-Pero… ¡Qué barbaridad!... Mire, voy hacer una excepción. Le voy a llenar otra vez la cuchara, porque es la norma, pero ahora olvídese de cuánto derrama, faltan doce minutos para que llegue el próximo visitante. Vaya y regresé antes de que él llegue. Sin perder tiempo el hombre tomó la cuchara y corrió hacia el altillo, al llegar ahí dio una mirada rápida a lo que había y bajó más que corriendo a las mazmorras llenando las escaleras de arena. No sé quedó ni un momento porque los minutos pasaban y prácticamente voló hacia el pasaje debajo de la escalera, al inclinarse tratando de entrar se le cayó la cuchara y derramó todo el contenido. Miró su reloj, había pasado once minutos. Dejó otra vez son ver las maquinas y corrió hasta el hombre de la entrada a quien le entregó la cuchara vacía.

- Bueno, esta vez sin arena, pero no se preocupe tenemos un trato. ¿Qué tal disfruto la visita?

-Otra vez el visitante dudo unos momentos.

-La verdad, no –contestó al fin-, estuve tan ocupado en llegar antes que el otro, que perdí toda la arena, pero de todas maneras no disfrute nada. El hombre de la falda encendió su pipa y le dijo. -Hay quienes recorren el castillo de su vida, tratando de que no les cuesta nada y no lo pueden disfrutar. Hay otros tan apurados en llegar pronto que lo pierden todo sin disfrutarlo. Unos pocos aprenden esta lección y se toman el tiempo para cada recorrido. Descubren y disfrutan cada rincón, cada paso. Saben que no será gratuito pero entienden que los costos de vivir vale la pena.

(Extraido del libro de CUENTA  CONMIGO DE JORJE  BUCAY)

Espero vuestras reflexiones en mi blog, dejándome vuestros comentarios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario