lunes, 13 de septiembre de 2010

Niños con sobrepeso: un tema preocupante.


Estoy alucinada porque cada día leo que medio mundo está preocupado por el alarmante crecimiento de la obesidad infantil, miles de estudios ya han demostrado que todo lo que se está haciendo es inútil; las tasas siguen creciendo y lo seguirán haciendo irremisiblemente porque no hay mayor ciego que el que no quiere ver. Sin una actividad deportiva y una dieta adecuada no hay nada que hacer y nadie va a conseguir que un niño entre 5 y 10 años corra durante 1 hora diaria por que sí; sólo cuando un niño se divierte es capaz de realizar el deporte suficiente. Y los productos de ocio electrónico no es que ayuden demasiado, yo diría que en gran medida son tan culpables como la mala alimentación.
Para muchas familias, el tener un hijo gordito, mofletudo, y lleno de pliegues es todo un logro, una señal de que el niño está bien, fuerte, y lleno de salud. Pero los expertos en nutrición infantil no piensan igual. Y van a más: dicen que estas familias están muy equivocadas. Lo que importa no es que el niño esté gordo o delgado. Lo que interesa es que el niño esté sano. Y es ahí donde queríamos llegar. En la última Jornada Nacional sobre Obesidad y Factores de Riesgo Cardiovascular, realizada en Madrid, España, se diagnosticó la obesidad infantil como una enfermedad emergente. Tanto en Europa como en Estados Unidos, desde los años noventa hasta hoy, la incidencia de la obesidad infantil se ha duplicado. España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con problemas de sobrepeso, presentando un cuadro de obesidad en un 16,1% entre menores de 6 a 12 años de edad, superado apenas por los datos de Italia, Malta y Grecia. Un hecho alarmante en una sociedad que lleva en su "currículo" una de las mejores dietas alimentares del mundo: la dieta mediterránea, y en el cual hace solo cinco años presentaba apenas un 5% de menores obesos. Muchos padres que tienen que dividirse entre las múltiples tareas, laborales y domésticas, les es más cómodo ofrecer una comida más rápida a sus hijos. Empiezan con los bollos industriales, los nuggets, y terminan con chuches y cositas por el estilo. Y eso día tras día, acabando por convertirse en un hábito y en una mala costumbre de consumir toda una parafernalia de comidas atractivas por su aspecto pero que no llevan los nutrientes ni las vitaminas necesarias para que los niños crezcan fuertes y sanos. Para esos padres, normalmente los que nunca tienen tiempo, lo más importante es saciar el hambre de sus hijos, sin preocuparse si están o no comprometiendo el futuro de su salud.
Los padres, del mismo modo que muchos abuelos, también pecan con la preocupación exagerada por la cantidad de comida que consumen los niños.
Les ofrecen unos menús sin considerar los controles cuanto a las grasas, azúcares, y otros componentes que solo engordan. Existen más informaciones sobre el tema, pero los hábitos siguen cambiando para peor. Lo ideal, según los expertos, es que un niño consumiera unas dos mil calorías diarias y que, mitad de ellas, fuese cubierta por los hidratos de carbono, un tercio por las grasas y el resto por proteínas. Pero, en lugar de comer pan, arroz o legumbres, los niños están comiendo dulces, refrescos y golosinas.
Además de los errores mencionados, muchos padres "pecan" por
- obligar a que el niño coma más de los que puede
- premiar un buen comportamiento con golosinas y otros alimentos calóricos.
- castigar al niño sin comida por si presenta alguna conducta desfavorable.
- festejar cualquier acontecimiento importante de la vida del niño ofreciéndole una "comida basura".
- permitir el consumo diario de chuches, bollos, bebidas gaseosas y azucaradas.
- ofrecer, con frecuencia, platos precocinados por la falta de tiempo.



Males que la obesidad puede causar a los niños


-Se puede diagnosticar problemas como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, y niveles altos de colesterol.
- Problemas con los huesos y articulaciones
- Dificultades para desarrollar algún deporte u otro ejercicio físico debido a la dificultad para respirar y al cansancio.
- Alteraciones en el sueño
- Madurez prematura. Las niñas obesas pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares, etc.
- Hipertensión y enfermedades cardiovasculares
- Disturbios hepáticos
- Desánimo, cansancio, depresión, decaimiento.
- Baja autoestima, aislamiento social, discriminación.
- Trastornos que derivan en bulimia y anorexia nerviosas
- Problemas cutáneos.

Según los expertos, la obesidad cuando se manifiesta en la infancia y persiste en la adolescencia, y no se trata a tiempo, probablemente se arrastrará hasta la edad adulta.

La Junta de Andalucía tiene un proyecto de asesoría sobre los menús de comedores infantiles y juveniles. Más información en:http://www.comedoressaludables.org/


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